EL RELOJ

Tengo sed, miro el reloj, son las seis de la mañana. El reloj marca las diez y diez de la tarde pero no le doy importancia, marca la misma hora desde que le saqué las pilas y se las puse a la cámara digital para sacarle una foto al reloj.
Miro la foto que puse en el portarretratos de la mesita de luz. Están iguales. Suena tu teléfono pero no lo escucho porque te lo llevaste cuando te fuiste; justo antes de que sacara la foto. Igual no iba a atender. No me gusta meterme en las cosas de los demás. Me meto en la bañadera para darme una ducha. La bañadera es mía. Prendo la radio pero el agua no sale. Otra vez cortaron el gas. No se puede vivir así, voy a tener que hacer algo, creo que me voy a inscribir en un curso de reiki. No se bien qué es pero me queda cerca y es gratuito.
Salgo del baño y me seco, miro el reloj: son las seis de la mañana, en la foto también el reloj marca las diez y diez de la tarde. Es lo único estable en mi vida; la foto. El reloj también. No anda cambiando todo el tiempo como cuando tenía pilas.
Salgo, ya debe estar por abrir el local de reiki, tal vez pueda comprar dos o tres kilos pre cosidos. Toco el timbre pero no tengo ganas de abrir, no quiero recibir a nadie. No sé por qué pero igualmente abro y entro.
Apenas entré me conté un chiste para romper el hielo y me reí. Reí…ki. Qué gracioso, digo pero la verdad es que no entendí el chiste, me río por cortesía.
Me despido sin previo aviso. Tendré que indemnizarme, tendría que haberme avisado con un mes de anticipación, tal vez hubiera renunciado y no estaría con este problema. Los de regla de tres simple sí los entiendo pero estos no. Saco la billetera, estoy dispuesto a pagar y arreglar ahora mismo este asunto, se me cae una foto de la billetera. Marca las diez y diez de la tarde.