Después de haber asesinado a un sinnúmero de hombres, mujeres y niños; fue a entregarse ante las autoridades, arrepentido. Una vez puesto ante el juez, el criminal exigió para sí mismo, la silla eléctrica. El jurado viéndolo arrepentido y viendo también que sufría de una culpa insoportable lo condenó a vivir eternamente.
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