Pidió cenar con el juez, por eso ahora beben en la celda mientras hablan como viejos amigos. El condenado le pregunta al juez si sabía que era inocente, a lo que el juez contesta que sí.
- Y por qué, entonces, me condenó. –pregunta.
- Es que todo el pueblo cree que usted es culpable y no habiendo encontrado al verdadero criminal ...
- Pero usted sabe que no soy el asesino.
- De todos modos la gente no me creería, y en cuanto usted ponga un pie en la calle lo lincharían, usted habrá leído “Fuente Ovejuna”.-dice el juez.
- Es una injusticia.
- Al contrario, una injusticia sería no ejecutar a nadie. Qué cree usted, que toda esa gente dormirá tranquila creyendo que un asesino, un violador, anda suelto por las calles.
- Esta ejecución será una mentira, un engaño para todos. –dijo el condenado.
- La justicia no tiene nada que ver con la verdad, la verdad no importa, pero si importara ¿quién soy yo para decir qué es verdad y qué no? Eso se lo dejo a los filósofos. Quieren justicia y ese sí es mi trabajo. Como juez debo decidir y sin duda su ejecución traerá paz a los habitantes de este pueblo.
- Pero dejará a un criminal suelto.
- Siempre habrá un criminal suelto, no importa cuántos ejecutemos. La gente necesita sentirse segura y la seguridad no es más que eso, una sensación. Yo puedo dársela y de ese modo la justicia cumple con su objetivo.
- El asesino podría estar violando a su hija mientras ustedes me matan.
- También podría hacerlo mientras yo lo libero. –levantó su copa- Como verá su ejecución no puede traernos más que beneficios. –dijo el juez, luego vació la copa y llamó al guardia para que le abriera la puerta. Antes de salir giró su cabeza:
- No se atormente, hombre. Sepa que su muerte es una muerte justa.
- Y por qué, entonces, me condenó. –pregunta.
- Es que todo el pueblo cree que usted es culpable y no habiendo encontrado al verdadero criminal ...
- Pero usted sabe que no soy el asesino.
- De todos modos la gente no me creería, y en cuanto usted ponga un pie en la calle lo lincharían, usted habrá leído “Fuente Ovejuna”.-dice el juez.
- Es una injusticia.
- Al contrario, una injusticia sería no ejecutar a nadie. Qué cree usted, que toda esa gente dormirá tranquila creyendo que un asesino, un violador, anda suelto por las calles.
- Esta ejecución será una mentira, un engaño para todos. –dijo el condenado.
- La justicia no tiene nada que ver con la verdad, la verdad no importa, pero si importara ¿quién soy yo para decir qué es verdad y qué no? Eso se lo dejo a los filósofos. Quieren justicia y ese sí es mi trabajo. Como juez debo decidir y sin duda su ejecución traerá paz a los habitantes de este pueblo.
- Pero dejará a un criminal suelto.
- Siempre habrá un criminal suelto, no importa cuántos ejecutemos. La gente necesita sentirse segura y la seguridad no es más que eso, una sensación. Yo puedo dársela y de ese modo la justicia cumple con su objetivo.
- El asesino podría estar violando a su hija mientras ustedes me matan.
- También podría hacerlo mientras yo lo libero. –levantó su copa- Como verá su ejecución no puede traernos más que beneficios. –dijo el juez, luego vació la copa y llamó al guardia para que le abriera la puerta. Antes de salir giró su cabeza:
- No se atormente, hombre. Sepa que su muerte es una muerte justa.
1 comentario:
Qué buen texto....es tuyo? Todo lo que escribis aca lo es? Te felicito! y
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