sábado, 28 de abril de 2012

PROHIBIDO ENTRAR A LOS MONSTRUOS


Golpean la puerta, hace rato que deben estar golpeando porque incluí los golpes en el sueño. Miro el reloj, dudo, no sé si estaba soñando o me despertaron los golpes. Es la una de la mañana, mi compañera duerme, debe haber sido un sueño. “papito” escucho en la voz temblorosa de mi hija detrás de la puerta del dormitorio. Sé que está asustada, reconozco el tono de su pequeña voz de cuatro años.
No contesto porque no quiero que mi compañera se despierte. Me levanto rápido y silencioso, el piso está frío. Abro justo a tiempo para evitar el siguiente llamado. La levanto en brazos “papito, papito, tengo miedo”. Se me aprieta el corazón cuando la tengo agarrada de mi cuello como si no fuera a soltarse en toda la noche, como un cachorro de mono.
-Miedo de qué- le pregunto.
-Le tengo mucho miedo a los monstruos- contesta despacito, pegada a mi oído.
-Si querés dejamos la luz del velador prendida ¿qué te parece?.
-Bueno, pero quédate conmigo.
La llevo a su cama y me siento en el piso, junto a ella, con mi mano en su cabeza.
-¿Te vas a quedar toda la noche?
-Toda la noche no, me quedo hasta que te duermas- No puedo mentirle, no quiero que se despierte, no me vea y piense que la engañé.
-Pero tenés que cuidarme toda la noche. Yo sola no voy a poder.
-Dejame pensar qué podemos hacer, porque yo voy a tener que dormir en mi cama.
Empiezo a cantarle una canción con la esperanza de que se duerma antes de terminarla pero tengo los ojos redondos y abiertos de mi hija mirándome desde el borde de la sábana, como si no fuera a dormirse en toda la noche. Esto no va funcionar, pienso.
-Dibujemos un cartel- pienso y le digo simultáneamente.
-¿Un cartel?-
-Traigo una hoja y vos hacés un dibujo para espantar a los monstruos. Después la pegamos en la puerta de tu dormitorio, entonces cuando los monstruos vean el dibujo, se van a asustar y se van a ir corriendo. No se van a animar a entrar.
La idea parece funcionar, le traigo una hoja y unos crayones. Nos ponemos en el piso y charlamos mientras ella dibuja un monstruo espanta monstruos. Está muy divertida.
Lo pegamos con cinta en la puerta. La acuesto y le doy un beso.
-¡Le falta algo! No te vayas. ¿Y si no se asustan?
Temo que no dormiré en toda la noche -¿qué le falta?-
-Tenés que escribir “Prohibido entrar a los monstruos”.
Con un crayón rojo escribo “Prohibido entrar a los monstruos”
-¿Está bien así?-
-Así está perfecto. Buenas noches, papá.
-Buenas noches, hijita.
-Gracias por espantar a los monstruos.
Vuelvo a la cama, son las dos y media de la mañana. Mi compañera se acurruca en mi pecho, dormida.

2 comentarios:

Ana dijo...

Hola Dario. Me encanto; cuanta ternura. Gracias

Dario Kullock dijo...

gracias, Ana.