“El jugo que estás tomando es una porquería”, me dijiste reprobatorio, “es artificial”.
A veces los mandatos paternos dejan huellas indelebles, eso me dijiste también, en otra oportunidad; y debe ser así. Dispuesto a satisfacer las expectativas que vos depositaste en mí, no tomé el jugo.
Después de haber eliminado el jugo de mi dieta, así como también cualquier líquido que no fuera agua (tengo que aclarar que cuando me refiero a agua no digo la que sale de la canilla que es artificial en virtud de todo lo que se hace con ella en la planta purificadora. Me refiero a la que extraigo con un balde de una excavación que hice en el jardín de mi casa), abandoné de mi ingesta sólida todo alimento elaborado. Por ejemplo los fideos. Claro que fui dejándolos de a poco. Al principio dejé de comprarlos en paquetes y lo hacía en fábricas de pastas. Con el tiempo sólo comía harina, cruda obviamente. El siguiente paso fue dejar las harinas para limitarme al trigo directamente de la planta. Tristemente descubrí que todas las plantaciones de trigo fueron hechas por la mano humana, es decir: artificiales. Sí, papá. Como lo estás leyendo: el trigo es artificial. Ni hablar de la soja.
A partir de entonces como nada más que vegetales silvestres. Me siento en el suelo de tierra para evitar las sillas o las mesas que, al igual que el jugo, son artificiales. No enciendo fuego aunque uso el que logro rescatar de algún incendio forestal, siempre y cuando no haya sido provocado por el hombre. Esto es un verdadero problema ya que la mayoría de las veces cuando se aclaran las causa del incendio, el mismo ya pasó y yo me quedo sin una miserable llamita que me sirva para encender alguna hoja enrollada de las que hay tiradas por las veredas y fumármelas.
Ahora estoy aquí, desnudo, sentado en el suelo, mordiendo un helecho que brotó entre los escombros de lo que alguna vez fue mi casa, produciendo mis últimas palabras con este artificio humano que es la escritura y que no volveré a usar porque, parafraseándote, todo lo artificial es una porquería.
Chau papá.
Firma: tu hijo natural, natural.
5 comentarios:
Eso sí que es interpretar todo literalmente... si bien que tu papá creo que sólo se refería al jugo, no?
Igual, calculo que ya no leerás este mensaje, porque te llegaría a través de una innatural computadora...
Es natural que esto suceda.
Fijese, estimado, que inventó la palabra "huyas" cuando el lo natural habría sido usar la palabra "huellas"!!
Gracias por sus comentarios.
Viejez, su corrección es bienvenida, muchas gracias por decirme que tenía una lechuga entre los dientes. Voy a tener una seria discución con mi corrector (el del word) que hasta ahora fue mi corrector natural. Procedo a corregir mi error.
Excelente relato Darío! Y yo que pensaba sólo en la brecha generacional...
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