domingo, 30 de agosto de 2009

COMPLICADAS

Fui a la casa de Sofi, es hermosa. Sofi digo. No es que la casa sea fea, pero me estaba refiriendo a ella, a Sofi, no a la casa. No quiero confundir a nadie haciéndole creer que esta me importa más que aquella, Sofi y la casa, no respectivamente, sino al contrario. Es decir que aquella es ella y esta es la otra.
Debo confesar que ahora estoy algo confundido pero ayer las cosas estaban más claras. Ayer, con respecto a hoy, que estoy escribiendo; que no es hoy que usted está leyendo. Aunque es posible que hoy (que está leyendo esta nota, usted, no ella) también la esté viendo, yo a ella, no usted a ella, es decir a Sofi, no a la nota.
El hecho es que sin que lo sepa, me robé del escritorio una foto suya. No de usted sino de Sofi y no sin que yo lo sepa sino ella. La guardé en mi billetera.
Ahora la miro con amor, a la foto ya que con la billetera no tengo ningún vínculo especial. Sin embargo me doy cuenta que es una porquería, tendría que tirarla o quemarla. No la soporto más. Su color pálido, su olor nauseabundo. Es hora de que me compre otra billetera.
Me siento culpable, tendría que devolverla, no la billetera, la foto. Después de todo quién va a quererla, ya está vieja, no la foto, ni Sofi, la billetera.

La llamé por teléfono y me atendió la mamá. De Sofi, claro, las billeteras no tienen madre.
- Tengo que confesarle algo a su hija–le dije
- ¿Qué?
- Yo tomé una foto del escritorio.
- ¿Tanto te gusta el escritorio como para sacarle una foto?
- No, la foto estaba en el escritorio, pero era una foto suya.
- ¿Mía? Deberías haberte llevado una de ella.
- No suya, sino suya.
- ¿Por qué?
- Porque me tiene loco de amor.
- Eso está muy mal, sos muy chico y yo soy una mujer casada.

Corté. El abuelo tenía razón. El abuelo de ella no, y cuando digo ella no me refiero a la mamá de Sofi sino a Sofi. Quiero decir: el abuelo mío tenía razón. No es que el abuelo de Sofi no tuviera. Y que quede claro que no estoy diciendo que el abuelo de Sofi no tuviera abuelo, sino razón.
De hecho ni lo conozco. Al abuelo de Sofi, al mío sí lo conozco. En fin, el abuelo mío tenía razón cuando me decía que las mujeres son complicadas.

1 comentario:

McFly dijo...

Este relato es FANTASTICO!!