Nunca fui bueno para escribir, incluso soy pésimo para comprender hasta el más sencillo de los textos.
Hace unos meses descubrí que soy sonámbulo y que por las noches, si tengo a mano un lápiz y una libreta, me incorporo y escribo sentado en el borde de mi cama narraciones maravillosas, algunos buenos poemas, hasta uno que otro ensayo sobre física cuántica y otros temas que cuando despierto no logro comprender.
Escribo esta confesión ahora, aprovechando que estoy dormido ya que cuando despierte probablemente ni me tome el trabajo de leerla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario