lunes, 14 de abril de 2014

¿TIENE UNA CITA?

Estoy en la sala de espera del dentista. Espero que la secretaria me atienda y me ponga en la lista de pacientes. Todo dentista que se precie debe tener cuatro o cinco personas en su sala de espera.
Si yo entro a una sala de espera y no hay nadie, me voy, desconfío, algo en mi instinto de manada me grita "¡Huye, escapa ya!" y yo le hago caso.
Cuando alguien corre, yo corro; si alguien mira hacia arriba, yo miro hacia arriba; si alguien se hace vegano, yo me hago vegano.
A veces tengo mis dudas. Eso sucede cuando hay gente que corre para un lado y gente que corre para el otro. Me quedo paralizado, no se a qué manada seguir.
Volviendo a lo del dentista, es como los restaurantes, la gente va al más lleno y desconfía del que tiene poca gente.
Escucho el torno, ese zumbido agudo que hiela la sangre y recuerdo "El maratonista", la película del médico nazi. tendrían que inventar un torno musical, que cuando lo encienden suene alguna canción que te tranquilice, tal vez alguna de Piero, de cuando se hizo pacifista.
¡Claudio Passalía!, escucho. Soy yo, contesto.
Me está llamando la secretaria, me acerco a ella.
- ¿Tiene una cita hoy?
- "Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir por ejemplo: la noche está estrellada y tiritan azules, los astros a lo lejos...", no me acuerdo más ¿sirve?
Ella me mira, está atónita. La deslumbré, creo.
- Neruda -le digo.
- Si, lo conozco.
- No, no me conoce. Lo que pasa es que tengo una cara bastante común. La gente siempre cree conocerme pero no.
- Conozco el poema. Me gusta la poesía. "Te vas Alfonsina con tu soledad, que poemas nuevos fuiste a buscar..." -recita y luego agrega- pobrecita.
- No estoy de acuerdo, señorita, es una hermosa cita, no tiene nada de pobre. Conozco pobre cita cuando la oigo. Es hermosa.
- Gracias -dice entre tímida y seductora- usted tampoco está nada mal.
- Gracias -le contesto sin aclararle que el adjetivo iba dirigido al poema citado. Algo me dice que obviando ese comentario saldría ganando.
- ¿Quiere una cita? -pregunta mirando la agenda del dentista.
- Me encantaría -contesto con el corazón al galope.
Ahora estoy en el sillón del dentista, soy el último paciente del día pero no me importa, cuando salga del consultorio iré a tomar algo con la secretaria.
Espero que el efecto de la anestesia no dure toda la noche. Odiaría que se me caiga la baba en la primera cita.

1 comentario:

Ada dijo...

QUE BUEN SENTIDO DEL HUMOR ,ME ALEGRO LA TARDE.GRACIAS