Hoy me subí a un avión y me tocó el asiento junto a la puerta de emergencia, de modo que vino la azafata y me dijo que debía leer las instrucciones específicas para el ocupante de ese asiento:
1) El ocupante de este asiento debe tener más de 15 años
Tengo, pensé.
2) Debe estar en condiciones de comprender este instructivo.
Estoy en condiciones, pensé otra vez.
3) En caso de estar próximo a un menor de edad o de un persona con movilidad reducida y si acaso ocurriera una emergencia, usted debe ocuparse del mismo.
A continuación explicaba el modo de accionar la puerta de emergencia. Miré dicha puerta y leí el cartel “push down”. Comprendí todo, ya estaba preparado para ser un héroe, hasta desee que hubiera un accidente para poder entrar en acción.
Acomodé mi bolso de mano entre debajo de mi asiento pero inmediatamente acudió la azafata para decirme que aunque en el resto de los asientos eso estaba permitido, en este no, el acceso a la puerta de emergencia debe estar despejado, dijo. Le entregué el entonces el bolso y me dispuse a cerrar los ojos para descansar unos instantes. Sentí la voz de la azafata diciéndome que no podía dormir en ese asiento durante el despegue ni durante el aterrizaje.
Me despabilé e intenté reclinar el respaldo para al menos estar más cómodo pero la misma azafata me advirtió que ese respaldo no se reclinaba. Los de la puerta de emergencia no se reclinan, dijo.
Así viajé sin mi bolso de mano, sin dormir y ni tan siquiera recostarme.
No es fácil ser héroe en estas condiciones. Por suerte Súperman vuela por su cuenta y Batman tiene su avión privado.
3 comentarios:
Muy bueno, aunque mi largo de piernas me hace apreciar algunas bondades de dichos asientos.
Si llegamos a viajar juntos entonces te cambio el asiento.
Definitivamente hay que aspirar a ser súper héroe y no un simple héroe.
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