A los cinco años abrió todas las jaulas que su madre tenía en el patio de su casa de Villa Del Parque. Eran muchas jaulas. Cotorras, canarios, cardenales, jilgueros y otros que no recuerdo. La mayoría salió volando. Algunos revolotearon en torno a la jaula y luego partieron, otros ni siquiera intentaron salir de la jaula.
Ella dejó todas las jaulas abiertas y su madre no dijo ni hizo nada al respecto. Así estuvieron por siempre. Algunos regresaron a su jaula, para volver a salir. Otros nunca volvieron y hasta hubo en la jaula, pájaros que nunca antes habían estado.
Villa del Parque se llenó de cotorras, cardenales y jilgueros; estos últimos cantaban en las cercanías de Agronomía, las cotorras, en cambio eran mas propensas a recorrer la estación de Devoto.
Los años fueron pasando. Cuando lograba ahorrar algo de dinero, compraba nuevos pájaros y abría sus jaulas.
En la escuela secundaria fundó un grupo de liberadores de pájaros. Llegaron a ser más de treinta miembros en Buenos Aires. Se reunían una vez al mes con los pájaros que habían conseguido comprar y los liberaban al mismo tiempo. Una nube multicolor se elevaba confusa y cada especie iban encontrando su rumbo.
En una casona sobre la calle Lascano de tanto en tanto se ve una nueva columna de pájaros que asciende y se abre como fuegos artificiales y entonces yo salgo a caminar y canto.
Ella dejó todas las jaulas abiertas y su madre no dijo ni hizo nada al respecto. Así estuvieron por siempre. Algunos regresaron a su jaula, para volver a salir. Otros nunca volvieron y hasta hubo en la jaula, pájaros que nunca antes habían estado.
Villa del Parque se llenó de cotorras, cardenales y jilgueros; estos últimos cantaban en las cercanías de Agronomía, las cotorras, en cambio eran mas propensas a recorrer la estación de Devoto.
Los años fueron pasando. Cuando lograba ahorrar algo de dinero, compraba nuevos pájaros y abría sus jaulas.
En la escuela secundaria fundó un grupo de liberadores de pájaros. Llegaron a ser más de treinta miembros en Buenos Aires. Se reunían una vez al mes con los pájaros que habían conseguido comprar y los liberaban al mismo tiempo. Una nube multicolor se elevaba confusa y cada especie iban encontrando su rumbo.
En una casona sobre la calle Lascano de tanto en tanto se ve una nueva columna de pájaros que asciende y se abre como fuegos artificiales y entonces yo salgo a caminar y canto.
2 comentarios:
Es una linda manera de festejar eso de salir y cantar.
Tal vez hasta te mimetices con los pájaros.
Me gustó. Es poético.
Publicar un comentario