sábado, 30 de junio de 2012

ROMA

Últimamente estoy teniendo problemas con la sabiduría popular. Por ejemplo “Todos los caminos conducen a Roma”. Anteayer a la noche comprobé que no es así. Guardé en la mochila el diccionario “español-italiano” y fui a la terminal de trenes y subí al primer tren que llegó.

González Catán no se parece en nada a Roma, pero nada, nada. Es verdad que al principio no me di cuenta pero en cuanto saqué el diccionario y le pregunté a un grupo de transeúntes jóvenes y alegres dónde quedaba la Fontana di Trevi. No me entendieron y pensé que se trataba de turistas que no hablaban italiano así que saqué una foto de “La Dolce Vita” para hacerme entender. Si eran turistas, probablemente sabrían cómo llegar.

Eran argentinos los reconocí cuando me insultaron, los argentinos somos así, puteamos cuando estamos alegres. Entusiasmado le dije lo contento que me ponía encontrar compatriotas en Roma.

El grupo se ofreció a acompañarme a la fuente. De repente me desmayé. Qué dolor de cabeza al despertarme en este cuarto del hospital Posadas.

Por eso les digo con conocimiento de causa. El que inventó la frase no sabía nada o se confundió, pobre. Vaya a saber dónde fue a parar. Cuando lo encuentre lo voy a llevar a González Catán para que se lo expliquen, allá hay gente muy didáctica.

3 comentarios:

Anahí Flores dijo...

Ay, Darío, te imaginé perfectamente en Gonzales Catán con la foto de la fontana... jejeje.
Besos, no vuelvas por ahí.

Dario Kullock dijo...

Hasta Roma no paro. Voy a probar ramal por ramal.

Anónimo dijo...

Jaja que tan didáctitos serán