El doctor Marcos era un hombre muy correcto, que no es lo mismo que corregido aunque no sé bien cuál es la diferencia, muy respetuoso de la constitución, de las leyes y las normas vigentes, así como de las ordenanzas municipales.
El doctor Marcos maneja su auto por la calle en el sentido del tránsito y dentro de los límites de velocidad establecidos. A poco de andar lo detiene en una esquina un cartel que dice PARE. Sin pensarlo dos veces, ni siquiera una, detiene el auto. Los minutos pasan y nadie acude a cambiar el cartel por otro que diga SIGA, motivo por el cual no quita el pie del freno.
El tiempo continúa su marcha pero el doctor Marcos no y eso parece irritar a los conductores que no pueden continuar su viaje dado que el camino está bloqueado con por su auto.
Las bocinas comienzan a cantar a coro pero el doctor Marcos hace señas con sus brazos y se encoge de hombros dando a entender que no es su culpa que ese cartel esté ahí.
Pasan algunos minutos más y la puerta del auto del doctor Marcos se abre de la mano de un señor, cuyo nombre desconocemos y que acaba de bajar de un camión de dimensiones extraordinarias. El cuello del doctor Marcos sale de su auto de la mano de dicho señor y detrás del cuello sale el resto del cuerpo, que en ese momento comienza a recibir una golpiza propinada por la otra mano del señor, cuyo nombre desconocemos.
El doctor Marcos, ciudadano respetuoso si los hay, es arrojado sobre el césped de una plaza mientras piensa: “Es un castigo del señor”, y estaba en lo cierto pues dicho señor, cuyo nombre desconocemos, fue el autor del castigo.
El doctor Marcos quiere levantarse pero no puede, no tanto por las lesiones varias, traumas físicos y otras somatizaciones producidas por los golpes recibidos por el señor, sino porque lee un cartel que dice NO PISAR EL CESPED. Decide entonces arrastrarse fuera de los límites del espacio verde y continuar caminando desde allí.
Llega a la esquina y espera que el semáforo muestre su luz verde. El semáforo muestra su luz verde. Comienza a cruzar la avenida pero los dolores infringidos no le permiten avanzar con rapidez, por eso cuando llega a la mitad de la calle y el semáforo se pone en amarillo el doctor Marcos ya sabe lo que pasará y efectivamente pasa: el semáforo se pone en rojo.
El doctor Marcos se detiene al instante esperando que aparezca nuevamente la luz verde para terminar de cruzar.
El destino a veces es caprichoso y la bocina de un camión de dimensiones extraordinarias, conducido por el mismo señor cuyo nombre desconocemos, comienza a sonar. El señor obra de maneras misteriosas y quizás por eso el camión avanza sobre el doctor Marcos sellando su destino y sellando también un bache que se encontraba frente a él.
Los restos del doctor Marcos descansan ahora en el cementerio y en su lápida se puede leer “Doctor Marcos. Murió en cumplimiento de la ley gracias al señor, cuyo nombre desconocemos”.
13 comentarios:
Debo admitir que me sentí identificada con el doctor Marcos. Cada vez que leo en la autopista el cartel que dice "Si ve o sabe algo llame..." (y a continuación el número de la policía) pienso que yo veo y sé muchas cosas y que tal vez tendría que llamar, como indica el cartel, a ese número. Pero en la autopista uno suele ir rápido, entonces, poco después, me olvido y debe ser por eso que nunca llamé.
Muy gracioso Anahí (La lectora), creo que si te hubieras topado con el cartel de "pare" podrías haber aprocechado para llamar.
Cuestión de que ambos carteles estén juntos...
Ahora bien, si juntamos carteles, podemos llegar a hacer un coctel explosivo de contradicciones.
¡Saluditos!
Muy bueno che
Pobre Marcos. Seguro que no vivía en Argentina porque al doctorado no llegaba vivo, lo agarraba mucho antes algún o algunos señor/es impaciente/s por su relajada conducta. Qué es eso de andar respetando las normas, reglas y leyes, hubiérase visto que descaro...
Darío: felicitaciones. Hoy me puso re feliz conocer la noticia de tu premio. Te lo tenés más que merecido. Y te deseo, de corazón, que éste sea el primero de muchos otros y (sobre todo) que te inspire nuevos y maravillosos textos.
Un beso de tu amiga, la lectora :-)
Falto empesar la historia diciendo "el doctor marcos se levanto con el pie izquierdo de la cama" o "el doctor marcos piso bosta de caballo antes de salir de el patio de su casa" jaja
muy buena historia...
te pongo en mi lista de seguidos.
un abrazo
y si tienes tiempo pasate por mi blog http://elborradordepapeles.blogspot.com
Buen relato. Los peligros de la literalidad no me son ajenos. Como la lectora pasé tb para felicitarte x el premio. Me gusta tu estilo. saludos.
Gracias a todos por sus felicitaciones, son como un premio extra, una yapa.
Gracias, Anahí por el aliento; gracias a El Borrador de papel, pasaré a visitarte por tu barrio virtual; gracias Mara Gena por pasar a felicitarme por aquí y por el elogio, vos también estás entre las páginas que disfruto leyendo.
Pobre Dr. Marcos... Espero que en las puertas del cielo no haya un cartel de "PARE"
Felicitaciones por el premio!!
Gracias Maximiliano, cada vez que entro acà veo un cartel que me dice: "haga su comentario", asì que tengo que comentar algo.
Genial!
Creo que son los peligros de vivir al pie de la letra. A veces te puede pisar.
Saludos
Te dejo link a un cartel que al Dr Marcos seguro le interesaría:
http://miguelsampedro.tumblr.com/post/1367921063/que-tren-que-tren-de-salta-hecha-y-editada-desde?ref=nf
(cuando lo vi me acordé de él).
Beso.
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